lunes, 27 de junio de 2011

El mercado de Isla Cristina

De los muchos atractivos turísticos que el lector podrá encontrar en el litoral occidental onubense, hay uno en el que podremos coincidir cualquier día: el mercado de Isla Cristina y, concretamente, sus puestos de pescados y mariscos.
De ahí procede casi todo el material que elaboramos en El Pato. Bien es verdad que de El Rompido nos suelen llegar robalos (lubinas), almejas, chocos o lenguados. Es lógico, nosotros no buscamos precio, sino calidad, pues eso es lo que el cliente nos demanda y lo que siempre procuramos atender en muy primer lugar. Pero lo normal es que la procedencia sea isleña.
Además de un marisco realmente excepcional, uno se encuentra sorpresas como la que hoy les queremos comentar, unos sapitos (*) ya limpios y bien preparados que no nos podíamos ni imaginar que hubiera alguien que se ocupara de este pescado, tan habitual como despreciado en la franja costera onubense. Parecido al rape, su pequeño tamaño es lo que lo ha alejado tradicionalmente de las perolas y hornos de las casas de la zona. Ni los marineros, siempre tan sobrados de buenos pescados, se han ocupado de estos simpáticos elementos, pero miren ustedes por dónde, el otro día, sapitos. De modo y manera que nos vinimos a Cartaya con la compra del día y con tres kilos de sapito que no fueron a parar a la carta, sino que los ofrecimos a los clientes como degustación gratuita. En realidad, el sapo, es difícil de comer, de ahí que no nos hayamos decidido a incorporarlo a nuestra carta. Pero era curioso y por eso lo tuvimos el otro día. Es complicado de comer, pero muy sabroso en su escondida y firme carne, escasa además, rodeada de huesesillos casi transparentes y, a veces, cortantes. Los hicimos fritos, como lo hacen en Isla Cristina, y como hacen allí también la anguila, untuosa en la boca, formidable en su textura y de un enorme sabor a mar.
En todo caso, cuando vengan por el bodegón El Pato, no se preocupen porque además de estas curiosidades, solemos tener unos pescados de calidad superior que a diario traemos del mercado isleño, fundamentalmente.
(*) Con el nombre de sapito se conoce a un combinado de granizada de limón y ginebra que es muy popular en Punta Umbría, sobre todo en la archiconocida La Española, en la plaza que lleva el nombre de un cartayero ejemplar, Pérez Pastor. Allí, en una terraza sobre cuya pared chocan las breves olas de la ría, se pueden ver nadar a los sapitos, y también sobre la mesa se lo pone el camarero. Si vienen por aquí y quieren un sapito, no lo duden, nos avisan y les vamos a buscar granizada, pero una granizada que, como es natural, será de primerísima calidad.