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jueves, 12 de enero de 2012

La cultura del Tapeo, su historia.


Las tapas son parte cultura gastronómica española, ¿pero sabemos cual es el origen de dicha tradición?
Nos encontramos con dos historias sobre su inicio elijan la que prefiera.


La primera asegura que fue el rey Alfonso X “El Sabio” quien dispuso que en los mesones castellanos no se sirviese vino si no era acompañado  de algo de comida. Esto evitaba que el vino subiese rápidamente a la cabeza.
La tapa, al principio, se depositaba sobre la boca de la jarra o vaso servido, por lo que “tapaba” el recipiente: de ahí el origen de la palabra. Servía para acompañar la bebida y para evitar que algún “visitante volador” entrase en el preciado líquido. En aquellos tiempos la tapa consistía en una loncha de jamón o en rodajas de chorizo u otro embutido y, a veces, era sustituido por una cuña de queso.
Tiene su lógica si pensamos que en aquella época Castilla estaba en constante guerra con los árabes en la Península Ibérica y tenían que estar alertas para la lucha. Se supone que por este mismo motivo los musulmanes no beben alcohol.

Por el contrario existe quien asegura que la tapa tiene su origen en Andalucía, cuando el Rey Alfonso XIII estaba realizando una visita oficial a la provincia de Cádiz y al pasar por el Ventorrillo del Chato (venta que aún hoy existe) se paró para descansar un rato. El Rey pidió una copa de Jerez, pero en ese momento una corriente de aire entró en la Venta y, para que el vino no se llenara de arena el camarero tuvo la feliz idea de colocar una lonchita de jamón en el catavinos real. El Rey preguntó por qué ponían esa loncha de jamón sobre la copa, y el camarero disculpándose le dijo que colocó así la “tapa” para evitar que el vino de estropease con la arena. Al Rey le gustó la idea, se comió la tapa, se bebió el vino, y pidió que le sirvieran otro, pero con “otra tapa igual”. Al ver esto, todos los miembros de la Corte que le acompañaban pidieron lo mismo.
Como podemos observar, es más o menos la misma historia pero con otro protagonista.


Desde Bodegón El Pato queremos que vengas a disfrutar de nuestra zona para tapear y te sentirás como un rey cuando pruebes nuestra tapa de jamón.

Fuente: atapear.com


jueves, 29 de diciembre de 2011

9 tips para conversar de vinos


Sabemos que entre nuestros clientes tenemos grandes amantes de los vinos así que pasamos a reproducir un interesante artículo para hablar un poco mejor de vinos.

Si quiere dejar boquiabiertos a sus invitados, pruebe a decir alguna de estas frases que, acompañadas de su traducción al lenguaje común, pueden ayudarle a crearse una imagen de experto en vinos sin serlo.
No. 1 “A los vinos españoles les sobra madera” Esta frase le hará quedar bien si además subraya que está citando a Robert Parker, controvertido gurú de los vinos estadounidense. La dijo aunque se le acusa de privilegiar el roble en su famoso sistema de notación en 100 puntos. El vino se conserva en recipientes de madera, y el contacto con ella influye en su color, su sabor y su olor. No todas las maderas son iguales. La más utilizada es el roble en dos variedades: roble francés y roble americano. En España se suelen utilizar barricas de maderas muy nuevas y tostadas. El primer año, el vino tiene una alta exposición a los taninos, las sustancias responsables del amargor. Xavier Ayala, presidente de la Associació Catalana de Sumillers lo resume así: “Mucho sabor a madera quiere decir que sobra paso del tiempo en barrica”.
No. 2 “La barrica envejece al vino y el vino a la barrica, por eso no es lo mismo madera nueva que vieja” El primer año, el vino tiene una alta exposición a los taninos, las sustancias responsables del amargor. Las barricas más viejas pierden su capacidad de aportar taninos. La edad de la barrica es una elección personal de la bodega y depende de la clase de vino que se quiera elaborar. Según su estado, puede llegar a destrozar un vino, por lo que tiene un papel fundamental. “Pones un vino en barrica para darle estructura. A partir del tercer año, los taninos están más pulidos y ya no se notan tanto”, explica Ayala.
No. 3 “Decir que el vino es afrutado es una obviedad” Es habitual entre los profanos calificar el vino como “afrutado”. Pero… ¡todos los vinos lo son! “El vino está hecho de mosto de uva, es normal que huela a fruta”, explica Meritxell Falgueras, sumiller y periodista. Por tanto, es una redundancia. La clave está en encontrar qué clase de fruta predomina. “Es imposible saber si es mango o piña. Pero podemos decir que son frutas exóticas”. El cerebro trabaja por analogías, por lo que si nunca hemos probado el cassis, difícilmente vamos a encontrarlo en el vino. Sólo nos vendrán gustos que nos sean familiares.
No. 4 “El vino no es más bueno cuando más viejo” Es un lugar común, así que seguro que le da pie a arduos debates en la mesa. Los vinos tienen un periodo de consumo óptimo, están vivos, por lo que pierden su frescura y se oxidan con el tiempo. “Por mucho que guardes un vino joven nunca se convertirá en un gran reserva, sino en vinagre”, asegura Falgueras. Blancos y rosados tienen una vida más corta que los tintos. El tiempo de envejecimiento sirve para clasificar los vinos (ver glosario). La vida de un cava o de un champán ronda los dos años, excepto los Millésimés y los cavas gran reserva, que aguantan muchos años en buenas condiciones.
No. 5 “La complejidad del vino la da el coupage” Para saber de vinos primero debe saber francés. El coupage es el arte de mezclar variedades de uva a la hora de elaborar un vino. En el Viejo Continente es una práctica habitual y clásica, por ejemplo, de Burdeos. Sólo se indica en la etiqueta si no hay ninguna variedad que alcance el 85%. Si por el contrario predomina alguna de ellas y alcanza o supera este porcentaje, hablamos de vinos monovarietales. “Es como trabajar en equipo –explica Falgueras–: puedes crees que te bastas tú mismo o que necesitas alguien que te complemente. Hay variedades que por la climatología o el terroir van bien solas, otras necesitan un complemento”. Es el caso del cava: aunque los hay monovarietales, en su mayoría son una mezcla de macabeo, parellada y xarel·lo.
No. 6 “Para saber si un cava está fresco hay que fijarse en la fecha de degüelle” El champán y el cava pueden estar elaborados a partir de cosechas de distintos años. Por eso no siempre aparece la añada. Lo más importante es la fecha de degüelle, es decir, cuándo se han quitado las levaduras, se ha añadido el licor de expedición y se ha colocado el tapón definitivo. “En los cavas artesanales se pone cada vez más la fecha de degüelle, al contrario que en las grandes producciones industriales”, revela Ayala. Recomienda, por tanto, bodegas pequeñas, porque son más fiables. Si no hay fecha, debemos fijarnos en el tapón. Debe tener forma de seta. Si al extraerlo, en cambio, tiene una forma de “t”, significa que ese cava ya no es fresco. Normalmente, se debe consumir entre el año y medio siguiente al degüelle.
No. 7 “En el vino es más importante el aroma que el sabor” Los aromas retronasales se notan en la boca o una vez tragado el vino. El olfato es el sentido más sensible, mucho más que el gusto. Los olores que llegan por vía retronasal crean la ilusión de que están localizados en la boca, por lo que muchos creen que, en realidad, es un sabor. La complejidad de sensaciones que puede producir el vino son recibidas por vía retronasal. El presidente de los sumilleres catalanes lo tiene claro: “lo más importante pasa en la boca”.
No. 8 “Un vino joven nunca puede tener bouquet” El bouquet, vocablo francés que significa ramo de flores se adquiere a través del envejecimiento. Un vino joven apenas ha pasado tiempo en barrica. Hay tres categorías de aromas: primarios (característicos de la variedad de uva, suelen ser frutales, herbáceos o minerales), secundarios (resultado de las fermentaciones, normalmente caramelizados) y terciarios (el bouquet, los aromas que se han adquirido con la crianza en barrica y la maduración en botella).
No. 9 “Prefiero variedades terpénicas como el riesling o el gewürztraminer” Esta última la dejamos para los más osados y con don de lenguas. Una variedad terpénica es la que se distingue muy rápidamente por su intenso aroma floral. La uva riesling se cultiva principalmente en Alsacia y en Alemania, donde es la responsable del llamado milagro del vino alemán. Es un vino delicado y de moderada graduación alcohólica. Por su parte, la gewürztraminer se destaca por su alto contenido de azúcar.
Vía: Cocina y vino (según ellos vía: La Vanguardia)

jueves, 22 de diciembre de 2011

D.O. Condado de Huelva. Los vinos del descubrimiento. (2/2)

Vamos a terminar de contar la historia de esta D.O.





Los vinos del Descubrimiento
Existen documentos que fechan en enero de 1502 la salida de la primera partida de vinos de esta zona hacia las Indias. Esta partida sumó la cantidad total de 1.422 maravedíes y partió de Sevilla en la misma flota en la que viajaba hacia La Española fray Nicolás de Ovando. La tradición exportadora de la comarca se prolongó durante varios siglos, alcanzando su máximo esplendor en el siglo XVI.
La segunda mitad del siglo XVIII es el punto de inicio del decaimiento de este comercio vinatero con las Indias desde el puerto de Sevilla, debido al traslado de la Casa de la Contratación a Cádiz.
Los vinos del Condado se trasladan a los puertos de Cádiz, Puerto Real, Puerto de Santa María y Sanlúcar –llegando a esta última sobre todo vinos manzanilla–, desde donde parten a América.

El final del siglo se caracteriza por el inicio de la afluencia e instalación de familias vinateras riojanas en la comarca –entre ellas la de Juan Ramón Jiménez– quienes devolvieron de nuevo el esplendor a esta zona durante el siglo XIX. Sin embargo, a finales de éste, una plaga de filoxera trajo de nuevo la decadencia de la comarca prolongándose hasta, aproximadamente, los años 20 del siglo pasado.

Con la introducción de portainjertos resistentes comienza la recuperación pero los vinos de esta zona habían perdido el prestigio de siglos anteriores y pasaron a abastecer todo el territorio nacional hasta bien entrado el siglo XX.

No obstante, conscientes de la necesidad de producir y elaborar con criterios de calidad e intentar recuperar el esplendor de antaño, se crea la Denominación de Origen “Huelva” el día 10 de mayo de 1962 y, por Orden del Ministerio de Agricultura, se aprueba, en 1963, el Reglamento de la Denominación de Origen “Condado de Huelva”, que aúna a todos los sectores comprometidos en la gran empresa de redescubrir al mundo la excelencia de los Vinos del Descubrimiento.

Un paso más en el reconocimiento de la calidad y tradición vitivinícola del Condado de Huelva es la recientemente creada Denominación de Origen “Vinagre del Condado de Huelva”, aprobada por Orden de la Consejería de Agricultura y Pesca el 31 de julio de 2002. En esta fecha también se ordena el nuevo Reglamento de la D.O. “Condado de Huelva” y de su Consejo Regulador, que nació hace más de 40 años y que ahora velará por la calidad de ambas denominaciones.

Vía: condadodehuelva.es

miércoles, 21 de diciembre de 2011

D.O. Condado de Huelva, su historia. (1/2)

La D.O. Condado de Huelva es la más cercana a la localidad de Cartaya, ¿Pero qué sabemos de ella? Aquí os acercaremos un poco a su historia.


Historia de los vinos del Condado.


El inicio fehaciente y documentado de la historia del cultivo de la vid por esta zona onubense denominada “El Condado” hay que fecharlo en el siglo XIV, si bien existen legendarias referencias de los intercambios llevados a cabo entre los tartesos y los griegos, de partidas enviadas a Roma y de la tolerancia de los musulmanes con el cultivo y elaboración del vino.

La repoblación que se inicia en Andalucía tras la Reconquista hace que en el siglo XIV comience a cultivarse la viña en el Condado de Niebla, origen de la actual comarca. El maestre de la Orden de Calatrava, Don Juan Mestre, fue repoblador de Villalba del Alcor en 1327. Ocho años más tarde, el maestre dona a Don Romero Díaz cien aranzadas de montes jarales para que en el plazo de un año lo descuajara, rozara y plantara de viñas. Dado el trabajo excesivo encomendado, se le conceden a Romero nuevos plazos y la autorización para que las tierras pudieran ser cultivadas por colonos. Es a partir de aquí cuando comienza la progresiva y actual riqueza del Condado.

Durante todo el siglo XIV, los pueblos de la comarca aumentan su importancia tanto social como económica. Tal es el grado de calidad y volumen de la producción de vinos que la ciudad de Sevilla –que se extendía hasta el municipio de Manzanilla– se ve obligada a aprobar nuevas ordenanzas proteccionistas del vino para salvaguardar su mercado. Sin embargo, dado el prestigio e impulso de los caldos de Villalba, Bollullos, Almonte y La Palma, éstos siguieron comercializándose en el mercado sevillano. En el siglo XV continúa la época de esplendor. Las zonas de cultivo crecen, se cuidan y mejoran las técnicas de crianza y el vino de Manzanilla desplaza al exportado en rama. Desde los puertos de Palos y Moguer salían los vinos más solicitados, de “romania” y los vinos de Manzanilla, hacia Inglaterra y Países Bajos. Y, sin duda, de estos puertos zarparon estos vinos, y posteriormente, sus cepas, hacia el Nuevo Mundo pues muchos de los descubridores que acompañaron a Colón en su aventura eran de estos pueblos.


Si queréis compartirlo con los amigos un buen lugar es, sin duda, Bodegón El Pato.


Visto en: www.condadodehuelva.es