jueves, 29 de diciembre de 2011

9 tips para conversar de vinos


Sabemos que entre nuestros clientes tenemos grandes amantes de los vinos así que pasamos a reproducir un interesante artículo para hablar un poco mejor de vinos.

Si quiere dejar boquiabiertos a sus invitados, pruebe a decir alguna de estas frases que, acompañadas de su traducción al lenguaje común, pueden ayudarle a crearse una imagen de experto en vinos sin serlo.
No. 1 “A los vinos españoles les sobra madera” Esta frase le hará quedar bien si además subraya que está citando a Robert Parker, controvertido gurú de los vinos estadounidense. La dijo aunque se le acusa de privilegiar el roble en su famoso sistema de notación en 100 puntos. El vino se conserva en recipientes de madera, y el contacto con ella influye en su color, su sabor y su olor. No todas las maderas son iguales. La más utilizada es el roble en dos variedades: roble francés y roble americano. En España se suelen utilizar barricas de maderas muy nuevas y tostadas. El primer año, el vino tiene una alta exposición a los taninos, las sustancias responsables del amargor. Xavier Ayala, presidente de la Associació Catalana de Sumillers lo resume así: “Mucho sabor a madera quiere decir que sobra paso del tiempo en barrica”.
No. 2 “La barrica envejece al vino y el vino a la barrica, por eso no es lo mismo madera nueva que vieja” El primer año, el vino tiene una alta exposición a los taninos, las sustancias responsables del amargor. Las barricas más viejas pierden su capacidad de aportar taninos. La edad de la barrica es una elección personal de la bodega y depende de la clase de vino que se quiera elaborar. Según su estado, puede llegar a destrozar un vino, por lo que tiene un papel fundamental. “Pones un vino en barrica para darle estructura. A partir del tercer año, los taninos están más pulidos y ya no se notan tanto”, explica Ayala.
No. 3 “Decir que el vino es afrutado es una obviedad” Es habitual entre los profanos calificar el vino como “afrutado”. Pero… ¡todos los vinos lo son! “El vino está hecho de mosto de uva, es normal que huela a fruta”, explica Meritxell Falgueras, sumiller y periodista. Por tanto, es una redundancia. La clave está en encontrar qué clase de fruta predomina. “Es imposible saber si es mango o piña. Pero podemos decir que son frutas exóticas”. El cerebro trabaja por analogías, por lo que si nunca hemos probado el cassis, difícilmente vamos a encontrarlo en el vino. Sólo nos vendrán gustos que nos sean familiares.
No. 4 “El vino no es más bueno cuando más viejo” Es un lugar común, así que seguro que le da pie a arduos debates en la mesa. Los vinos tienen un periodo de consumo óptimo, están vivos, por lo que pierden su frescura y se oxidan con el tiempo. “Por mucho que guardes un vino joven nunca se convertirá en un gran reserva, sino en vinagre”, asegura Falgueras. Blancos y rosados tienen una vida más corta que los tintos. El tiempo de envejecimiento sirve para clasificar los vinos (ver glosario). La vida de un cava o de un champán ronda los dos años, excepto los Millésimés y los cavas gran reserva, que aguantan muchos años en buenas condiciones.
No. 5 “La complejidad del vino la da el coupage” Para saber de vinos primero debe saber francés. El coupage es el arte de mezclar variedades de uva a la hora de elaborar un vino. En el Viejo Continente es una práctica habitual y clásica, por ejemplo, de Burdeos. Sólo se indica en la etiqueta si no hay ninguna variedad que alcance el 85%. Si por el contrario predomina alguna de ellas y alcanza o supera este porcentaje, hablamos de vinos monovarietales. “Es como trabajar en equipo –explica Falgueras–: puedes crees que te bastas tú mismo o que necesitas alguien que te complemente. Hay variedades que por la climatología o el terroir van bien solas, otras necesitan un complemento”. Es el caso del cava: aunque los hay monovarietales, en su mayoría son una mezcla de macabeo, parellada y xarel·lo.
No. 6 “Para saber si un cava está fresco hay que fijarse en la fecha de degüelle” El champán y el cava pueden estar elaborados a partir de cosechas de distintos años. Por eso no siempre aparece la añada. Lo más importante es la fecha de degüelle, es decir, cuándo se han quitado las levaduras, se ha añadido el licor de expedición y se ha colocado el tapón definitivo. “En los cavas artesanales se pone cada vez más la fecha de degüelle, al contrario que en las grandes producciones industriales”, revela Ayala. Recomienda, por tanto, bodegas pequeñas, porque son más fiables. Si no hay fecha, debemos fijarnos en el tapón. Debe tener forma de seta. Si al extraerlo, en cambio, tiene una forma de “t”, significa que ese cava ya no es fresco. Normalmente, se debe consumir entre el año y medio siguiente al degüelle.
No. 7 “En el vino es más importante el aroma que el sabor” Los aromas retronasales se notan en la boca o una vez tragado el vino. El olfato es el sentido más sensible, mucho más que el gusto. Los olores que llegan por vía retronasal crean la ilusión de que están localizados en la boca, por lo que muchos creen que, en realidad, es un sabor. La complejidad de sensaciones que puede producir el vino son recibidas por vía retronasal. El presidente de los sumilleres catalanes lo tiene claro: “lo más importante pasa en la boca”.
No. 8 “Un vino joven nunca puede tener bouquet” El bouquet, vocablo francés que significa ramo de flores se adquiere a través del envejecimiento. Un vino joven apenas ha pasado tiempo en barrica. Hay tres categorías de aromas: primarios (característicos de la variedad de uva, suelen ser frutales, herbáceos o minerales), secundarios (resultado de las fermentaciones, normalmente caramelizados) y terciarios (el bouquet, los aromas que se han adquirido con la crianza en barrica y la maduración en botella).
No. 9 “Prefiero variedades terpénicas como el riesling o el gewürztraminer” Esta última la dejamos para los más osados y con don de lenguas. Una variedad terpénica es la que se distingue muy rápidamente por su intenso aroma floral. La uva riesling se cultiva principalmente en Alsacia y en Alemania, donde es la responsable del llamado milagro del vino alemán. Es un vino delicado y de moderada graduación alcohólica. Por su parte, la gewürztraminer se destaca por su alto contenido de azúcar.
Vía: Cocina y vino (según ellos vía: La Vanguardia)

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